Ilustración. Illustration.
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Cómic, Comic

Sogime & Dulia, Speed Painting



Título: Sogime & Dulia, Speed Painting
Técnica: Claroscuro Digital (Photoshop + Tableta)
Tiempo de realización: 3h 40min (+ boceto)

Música por Lee Maddeford 
Canción 1 y créditos: Je voyage dans les reves
Canción 2: Overture

Resultado Final

Introducción:

Dos dibujos en menos de una semana, sin faltar ningún día a clase y con los deberes hechos. Además del speed painting que he montado con Premiere a 29 fotogramas por minuto y en HD. (Mis profesores de dibujo y audiovisuales estarían orgullosos, he batido mi propio récord T^T)

Del proceso de creación:

De nuevo, un dibujo de claroscuro hecho con tableta, con el añadido de que he grabado el proceso de creación para poder compartirlo. En el vídeo podéis ver los pasos que he seguido para hacer esta ilustración, así que no explicaré demasiadas cosas, solo decir que, el poder visionar mi forma de trabajar, me ha ayudado a corregir ciertos fallos.


Normalmente, acostumbro a realizar mis ilustraciones del tirón, aprovechando la inspiración que me sobreviene en ese instante creativo, llegando a dedicar entre 2 y 9 horas ininterrumpidas, hasta ver acabada la obra. El problema, de este sistema de trabajo, es que acabo colapsándome, y termino por no ver los defectos. En este caso, como ya he dicho, tras visionar el speed painting, he sido consciente de las partes que necesitaba corregir, como eran el tamaño de la cabeza, que en el primer ejemplo era demasiada alargada, y la nariz, que no terminaba de convencerme. Además de añadir unos toques de luz roja, provenientes de la zona de la derecha.

Algo a resaltar en este dibujo han sido los distintos efectos que he podido observar al cambiar la inclinación de los personajes, y dedicarme a jugar un poco con las diagonales. 

Así, en el primer ejemplo, podéis ver como la inclinación de la chica hacia la izquierda produce cierta sensación de inquietud, como si tratara de levantarse rápidamente, ante la aparición inesperada de algún individuo que la hace sentir amenazada.

En el caso del segundo dibujo, en el que el cuerpo de la joven se inclina ligeramente hacia la derecha, nos produce una sensación completamente distinta, como si ese supuesto sujeto que acaba de entrar en escena fuera alguien conocido, que no le infunde temor alguno y, el movimiento de la chica, ese pequeño giro de cadera, dificultado por la rigidez del corset, un simple intento por ver mejor a su interlocutor.

Ya en le resultado final, la verticalidad de la chica, sumada a su excesiva rigidez, y el punto de vista ligeramente picado de la ilustración, transmite impotencia. Como si estuviera paralizada ante una visión que la incapacita, un obstáculo infranqueable, un enemigo que la sobrepasa.

De los personajes y la música:

A penas lo suelo comentar, pero casi todos los personajes que ilustro tienen su propia biografía o forman parte de algún entramado que he inventado para ellos. 


En este caso, los ilustrados son Dulia, la mujer de ojos turquesa, y Sogime Aremik, apodado también El Demonio Rojo, debido al color de su cabello; el cual se muestra de espaldas, como una figura misteriosa, haciéndonos dudar si realmente está presente o es una mera sombra.

Sogime y Dulia se conocen casualmente siendo niños, cuando el muchacho evita que la pequeña Dulia sea apedreada por unos gamberros, quienes la recriminan, acusándola de ser una bruja por haber nacido con el don de la clarividencia. 

Una vez a salvo de sus verdugos, Dulia tiene una visión aterradora sobre el futuro, al entrar en contacto con Sogime, lo cual hace que la niña huya a toda prisa sin decir una palabra.

No será hasta pasados diez años cuando, por obra del destino, Dulia se reencuentre con un Sogime completamente distinto al que una vez conociera tiempo atrás, pasando de ser un chico valiente y extremadamente amable, a un hombre distante de mirada frívola.

La curiosidad por descubrir el pasado de Sogime, y el amor que la muchacha siente por el que en su día fuese su salvador, conducirán a Dulia a sumergirse dentro de un mundo de muerte y rituales, en el que tendrá que desarrollar al máximo su don e instruirse en el uso de la magia negra para poder sobrevivir.

La conclusión es un tono adulto, lleno de brutales asesinatos, sexo, terror, intriga y, especialmente, drama.

¿Qué tiene esto que ver con la música? Simplemente, que el argumento de la serie justifica el tono misterioso y siniestro que tan bien consigue transmitir Lee Maddeford en su canción Je voyage dans les reves, como me comentó cierta persona, que dijo que se imaginaba dentro de una mascarada en la que todos los asistentes están esperando para asesinarte. Lo cierto es que a mí también me lo sugería, y el comentario me alentó, aun más, para elegirla.

Boceto Original

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